Porque tenías rulos en el pelo y una sonrisa que me gustaba pero no era la tuya.
Jugabas a ser de cartón, con clavijas en las articulaciones, porque no querías ser real, no querías ser real porque querías morir.
Reías, saltabas, cantabas, demostrabas como se debía ser un buen maestro, siempre de cartón y sonriente, pero sin ganas de vivir.
En una de esas el viento te voló, y te estrelló contra un árbol, se te calleron los antebrazos y las pantorrillas, yo corrí a tu lado mientras mis padres y otros extraños (que siempre estaban con nosotros) buscaban tus piernas y tus brazos.
- ¿Cuando no te voy a conocer real ?- te preguntaba
- Entiende, yo no quiero vivir - respondías, siempre sonriente, sin cambiar el tono ni la felicidad
- Esto está mal hecho - decía mi padre, al momento de reconstruirte de nuevo, y te cambiaba de tal forma que no podrías volverte a separar de tus extremidades.
Íbamos de regreso, tomado de la mano de otra chica ibas tu, y yo haciéndome a la idea de que no querías ser real, por más que fueras feliz, y no tomabas mi mano, aunque querías hacerlo y yo estuviera ahí.
Y, en eso, desperté...aun sabiendo desde antes que todo era un sueño.
Pero esta noche, yo te soñé...
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1 comentario:
que hermoso. me ha sucedido esto que relatas. de echo en este momento escribo algo al respecto. un saludo.
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