miércoles, abril 28, 2010

Eso era lo que me gustaba del tabaco, aceleraba mi ritmo cardiaco y veía como, poco a poco, se desprendía mi niñez de mi...como las flores que caían de los árboles en la banqueta, y las cenizas que se iban desprendiendo poco a poco, el humo volaba, y se llevaba los recuerdos (a veces los buenos, otras veces los malos). Me entorpecía las manos, la vista, me hacía temblar, y me sentía muerta por ratos...sentía que me moría poco a poco, y eso me hacía vivir: sentirme muerta.
Me dejaba llevar por el mareo en la cabeza, por el sol que quemaba mis ojos, por los acordes que ensordecían mis oídos, y mi vista...de pronto no podía enfocar.
Era mediodía, pero dentro de mi nunca se iba la noche, las nubes, la oscuridad, la luna llena (hoy es luna llena).
Era ver a las abejas vivir, y yo morir por dentro, eso me hacía parte de ellas, que no tienen una vida como nosotros, para ellas...nuestros años de vida son su vida eterna, y yo, yo soy tan eterna como los pétalos de los cerezos que van decorando de rosa las banquetas frente a la casa.
No podía distinguir si la ventana estaba abierta o cerrada, yo la veía abierta, pero para mí...ya estaba cerrada.
El corazón latía ya tan rápido que parecería que no tengo corazón, se ha ido volando, con los sueños, con la tranquilidad, con un respiro sin humo de la vida, con una cabeza que no se mueve.

Y me vi, tendida ahí en la ventana, fumando, pero yo, ya no estaba ahí...yo ya me había ido volando. Fui parte del aire, del humo, me volví cigarro y me fumé, me volví cenizas y caí, y volé...y sentí el viento, y los árboles, y las hojas, y el sol tan cerca que me quemaba, pero yo era ya cenizas, ya estaba muerta, ya me habia quemado antes.

Yo no soy parte de éste mundo, este mundo es verde y colorido, es primavera; yo me volví gris, invierno, otoño, lluvia, tormenta, nieve. El rojo de mi pelo se fue opacando hasta tomar un café opaco que le hacía perder toda su vivencia. Pero así, entre grises y tonos aburridos, ahí en la muerte, tendida junto a mi mano quemada, ahí era donde estaba yo, viva, sonriente, viviente, flotando, soñando...yéndome lejos, muy lejos, más allá de esto, de todo esto que no me permitía ser libre, de este cuerpo que me ata a la tierra donde yo no pertenezco, porque yo no soy cuerpo, soy alma...soy viento.

tun tururun tun tururun, mi corazón se agita, a él no le gusta que me separe de él, el tiene que trabajar más y hace fatigar a mi cuerpo antes de tiempo, antes de edad, de día (y no de noche), con la luna, a mi corazón le gusta ver el humo que se deja ver entre el cielo oscuro y con la luna blanca, no que de día se pierde entre el cielo azul y las nubes blancas, y el sol -de igual manera- brillante y blanco, no amarillo.

es hora de ir a tomar una ducha.

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