jueves, mayo 27, 2010

a Héctor Huerta Garay,
que esperamos salga de su internado pronto y con buena salud





Lo veo jugando con su perro, ya he olvidado su nombre (el del perro y el de él). Aún recuerdo su risa cuando lo cargaba y lo lanzaba al agua, como si sinitera que fuera mi hijo, yo apenas una niña de 8 o 9 años sintiéndose mamá de un niño pequeño que no era suyo, y no lo veía como un hermanito si no como un hijo, éso es lo que nos meten en la cabeza las mamás de tanto jugar a las muñecas y a las barbies.
Recuerdo que el dolor se fue apenas aparecimos en su casa, ahí estaban su esposa y ése pequeño que creía yo tan hijo mío, jugando con el perro de raza Golden y de un color parecido al de mi pelo (en ese entonces un güero de niña bonita), el dolor de aquel piquete de abeja se fue al ver sus sonrisa y la de Clauda, y Héctor sacándome del coche cuando yo ya no sentía el dolor, gritándole a su esposa "es que la picó una abeja !" y yo riendo ya de ver ese cuadro tan lindo y tan familiar. Puso la pomada en mi pulgar y regresamos a la alberca, y yo miraba atrás como si ése fuera un cuadro de mi infancia y yo me quedara ahí jugando con su esposa, su hijo (que yo hacía mío) y el perro, y ahí se juntara una carcajada más -la mía.

Ya no lo volví a ver, sólo a su papá. Héctor ahora daba clases en la Universidad y fue ahí donde le dije que si me dejaba nadar en vacaciones, y me encontré a Alicia y Fanny (ya grande la nena, y su mamá, igual de sonriente y amable y feliz que siempre, del marido no se mencionó nada, de Miguel que estaba estudiando y ahora si le echaba ganas a todo). Yo nadé y nadé y me fui no muy tarde, no recuerdo si regresé pero si no mal recuerdo me despedí aquel verano de él...cómo iba yo a saber que serían los últimos saludos de mi parte que le llegarían a Clauda ?

Tuvo un accidente, su esposa Clauda y su hija murieron.
Yo nunca supe el nombre de su hija.









Mañana del 28 de Mayo del 2010, aunque yo debí enterarme ayer.

1 comentario:

dijo...

Rodrigo, su nombre era Rodrigo..."Rodriguito" le decíamos.

Y, al parecer, Rebeca...que yo nunca conocí.